Hace varios años que parece que se pone más cuidado en dificultar la comparativa de productos y ocultar el precio final real que tiene un servicio que en innovar realmente en ese servicio o producto.
He pasado semanas para contratar un servicio de alquiler de coches y, francamente, me temo que me tocará pagar alguna coste adicional (por consumo de ziritione, la salvaguarda obligatoria del gamusino o qué sé yo). Y es que cuesta horrores saber lo que cuesta un servicio (a pesar de los esfuerzos de gente como MyTripCar ante quienes me descubro).
Algunos de los problemas con los que me he encontrado:
- El propio precio del producto
- ¿Pago único o suscripción?
- Desglose excesivo del precio
Y la clásica contratación llena de trampas, por supuesto ;)
Juega con el precio del producto
Estamos muy acostumbrados a precios psicológicos como «4,99 €» en lugar de «5 €», así como a precios «desde X €». Puede que sigamos picando, pero conocemos la rutina y podemos conocer el precio real del producto sin demasiado esfuerzo, aunque mentalmente redondeemos hacia abajo.
Pasa a servicio de suscripción
Convertir un negocio de pago único en un servicio de suscripción ayuda a abaratar aquellos productos a priori inasequibles. Las casas son un ejemplo evidente, pero al menos aquí te muestran normalmente el precio final (si lo puedes pagar), pero ahora los coches ya no tienen un precio, no cuestan 29.900 €, te cuestan «solo 149 €/mes»… ¿cuánto es realmente 149 €/mes?
Desglose del precio
Alguno de los clásicos como el IVA o los gastos no incluidos (o «gratis a partir de») han dado paso a desgloses de precio que harían sonrojarse a la factura de la electricidad.
Por ejemplo, GoDaddy saca del precio del dominio las tasas (obligatorias para la mayoría de las extensiones) de la ICANN, lo que permite abaratar sus dominios.
No dudo que en el precio de mi camisa interviene lo que se paga por la tela, por un diseñador, un sastre, hay gastos de electricidad y transporte, impuestos y… pero si el precio es 7 €, no es 7 € + 0,5 € + 1,5 € + 5 € + 2 € = 14 €.
Además de los gastos obligatorios que no se muestran en el precio, mención aparte merecen aerolíneas y similares en las que el precio inicial establecido no cubre el servicio mínimo… IMHO, claro.
Contratación llena de trampas
Checks marcados por defecto, llamadas a la acción que «mira que luego te sale más caro», gratis durante un tiempo con renovación implícita, contratación por varios años por defecto… hay que andar con mil ojos en las contrataciones.
Conclusión
Espero equivocarme pero tiene pinta de que va ir a peor.
Las empresas que han tratado de jugar limpio han tenido una repercusión limitada o han durado lo que han durado y es que cada vez más, el precio importa más que el servicio y mostrar un precio inicial atrae a la suficiente gente como para que estos negocios no solo funcionen sino que, además, se conviertan en dominantes en sus mercados y acaben arrastrando a los demás.
Referencias: