Vamos a suponer que la llamada Ley de Cookies se creó para que los usuarios de un sitio web fueran conscientes de que, cuando visitas un sitio web, hay servicios que están dejando información (cookies) para ofrecer cierta funcionalidad: analítica, de personalización, etc.
Como usuario, esto te puede asustar, ser más consciente de que hay cosas detrás de esa web, de que puedes aceptar/rechazar algunas de esas funcionalidades adicionales (podrías quitar el seguimiento de publicidad, p.ej.). Al final es más fácil pinchar al «Sí a todo por Dios, déjame ver la web» que cualquier otra cosa, así que no sé yo si realmente hemos ganado algo (seguramente algo sí, una miajica si quieres, pero algo).
Como editor de un sitio web, montar un banner de cookies es un pochocho de tres pares de narices. ¿Y yo qué sé qué es una cookie? ¿Qué se yo cómo se ven y se dejan de ver? Ah, ¿pero puedes quitar alguna? Y entonces, ¿voy a perder el mapa chulo que tengo? Pero estamos salvados: hay plugins y pequeños scripts y zurullitos de coña y tienen su versión gratuita y no tienes que hacer prácticamente nada para ponerlos.
Todo perfecto.
Bien, igual no es tan terrible, o tal vez sí. Lo importante es que sepas que, para que esos servicios funcionen correctamente, analizan tu web, ponen sus propias cookies y las pueden utilizar para realizar rastreos de los usuarios de la web. Vamos, has añadido un rastreador más a la lista que ya tenías.
¿Es eso bueno o malo? Por ahora, es lo que hay. Te ofrezco una funcionalidad, pero cojo algo a cambio (dinero, información…). Al final no sabemos si estos datos lo estamos vendiendo caros o baratos, si la funcionalidad que ofrecen esos servicios de terceros la estamos pagando a doblón o es justo.
Si aún así quieres usar un banner de terceros…
Algunas opciones gratuitas son:
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