No creo que sea sencillo para una conejita Playboy verse envejecer, por eso tiene especial mérito dejarse fotografiar para compararse con su yo de hace años.
Cuando lo que has dado a entender es que lo importante de tu persona es la imagen, una vez la pierdes, hay que tener valor para volver a mostrarse ante la cámara.
El artículo original en The New York Times, Playboy models from Miss March 1954 to Miss January 1979 on meeting the male gaze then—and now.